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El III Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva llega en un momento de descenso de la movilización.

El III Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva llega en un momento de descenso de la movilización, de la presión y de la lucha huelguística de resistencia de todos los trabajadores y trabajadoras frente a los empresarios y el gobierno. Con la salvedad de paradigmáticas y tenaces luchas locales, como la de los trabajadores de Coca-Cola. A todo esto se ha unido la, todavía, esperanza de cambio, mediante las elecciones y el acceso a las instituciones. Pretendiendo resolver los profundos problemas que aquejan a esta sociedad ha provocado la desmovilización de una parte importante de la clase obrera y demás clases trabajadoras. Y, de la misma forma, es decir, sin que la movilización de la clase obrera se haya dado, han culminado el proceso de discusión de este acuerdo para el empleo y la negociación colectiva. Lo cual ha impedido la posibilidad de arrancarles un marco más favorable para mejorar las condiciones laborales y de vida de los asalariados.

Sobre este acuerdo, atendamos a dos de los puntos fundamentales:

Las soluciones a la ultra-actividad son solo parciales, en tanto en cuanto solo alcanza a sugerir una serie de medidas para agilizar la negociación colectiva de un convenio ya caducado; como dice el dicho, “menos da una piedra”. La ultra-actividad permitía negociar, con mayor tranquilidad y menor presión, convenios en mejores condiciones; no había urgencia porque aplicasen un convenio superior –peor- que el convenio denunciado hasta acordar uno nuevo. Con la limitación de ésta los empresarios cobran ventaja, a pesar del marco del III AENC, que algo recupera. ¡Es necesario recuperar este derecho al completo para conquistar mejores convenios colectivos!

El techo de la subida salarial sugerido en el III AENC aunque es positivo, en tanto en cuanto genera una referencia para presionar esa subida en un momento de deflación (con el que los empresarios tratan de justificar reducciones salariales), no deja de ser limitado. Limitado dado que el PIB, que representa el valor añadido creado por las manos de los trabajadores y trabajadoras en este año, se estima con un crecimiento del 2,8%[1]. El 1% acordado se encuentra muy lejos de recuperar el poder adquisitivo y el nivel de las rentas de los asalariados -perdido durante la crisis-[2] y, de la misma forma, se encuentra lejos de responder a la evolución de la economía. Sigue representando la socialización de las pérdidas de las empresas durante la época de pérdidas y la privatización de los beneficios durante la época de beneficios empresariales. Los trabajadores producimos un 2,8% más, pero los empresarios solo estarían obligados a darnos un 1% más, en el mejor de los casos. ¿Por qué? Eso exigirá un artículo más extenso aparte. Pero las consecuencias son claras: ¡los empresarios se enriquecen más y más con el fruto de nuestro trabajo aumentando la desigualdad social!

El Partido Popular, uno de los partidos políticos de la oligarquía, vende a toda la población trabajadora una coyuntura de crecimiento económico. Pero, ¿dónde están los beneficios para la clase obrera? La burguesía no regala nada a la clase obrera; ¡todo lo contrario! Si puede nos los quita, como hemos comprobado desde hace tiempo. Solo la movilización y la lucha de la clase obrera, a todos los niveles, incluido a nivel general, es la que puede arrancar las reformas y mejoras en sus condiciones laborales y de vida: Recuperar y mejorar el poder adquisitivo “socializando” los beneficios, recuperar y mejorar las ventajas de la negociación colectiva en toda su magnitud, recuperar y mejorar la seguridad en la contratación laboral, etc.

Fortalezcamos los sindicatos incorporando a más y más obreros, dotándolos de actividad y movimiento; incrementemos la movilización obrera; presionemos a las direcciones sindicales tendentes al pacto social y a la paz social hacia mínimos –en la que se mueve más cómoda la burguesía-; empujemos hacia desarrollar un Frente Unido Sindical de Clase que incremente la fortaleza de la clase obrera; salgamos de la desmovilización y relancemos el movimiento en la calle y en los centros de trabajo; presionemos a los empresarios y banqueros para arrancarles mejoras laborales; organicémonos en el partido político de nuestra clase para conquistar definitivamente nuestros derechos e intereses transformando la sociedad. ¡El futuro es de la clase obrera, tomémoslo!

 


[1] http://economia.elpais.com/economia/2015/05/05/actualidad/1430814645_238655.html

[2] Las rentas del trabajo han pasado de ser el 50,1% del PIB en 2008 al 46,7% en 2013. En cambio, las rentas de excedentes empresariales y de capital han pasado del 41,7% en 2008 al 43,7% en 2013. Según la Comisión Europea, desde el inicio de la crisis, los salarios han caído un promedio de 4,5%