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Vulneración de derechos y deportaciones es la realidad de las personas migrantes en Canarias

En las últimas semanas y debido a la conformación del nuevo gobierno de Canarias, hemos observado con satisfacción que hay una nueva disposición de la consejería de Sanidad para que las personas migrantes en Canarias en situación irregular puedan acceder al servicio canario de salud, cifradas según el gobierno canario en 50.000 personas. Esto permitirá a miles de personas que viven en nuestro archipiélago recuperar un derecho fundamental que es el acceso a la sanidad más básica. Fue el gobierno del Partido Popular quien realizó un cambio legislativo que restringió el acceso de la sanidad pública a las personas migrantes, además de muchos otros ataques a sus derechos. Aunque quizá la persona que está leyendo este artículo reflexione sobre el hecho de mencionar la conformación del “nuevo” gobierno de Canarias, como si en la pasada legislatura no hubiera estada compuesta por CC-PSOE ¿Cómo es que antes de agotar la legislatura no hicieron nada contra  unas políticas que limitan los derechos de estas personas? Básicamente porque esta nueva política más social viene dada a tenor de lo que se viene haciendo en otras Comunidades Autónomas, como siempre y gracias a los distintos gobiernos de las élites canarias que se van sucediendo, volvemos a estar un paso por detrás. No deja de ser una mera estrategia para hacernos creer que el nuevo gobierno de Clavijo es más social y distanciarse al de su antecesor, el señor Rivero. Pero aunque el hombre se ha ido, el paulinato continúa.

Debemos entender primero que los procesos migratorios son un elemento común en la historia humana. El mero hecho de que nuestra especie haya colonizado cada rincón de nuestro planeta así lo demuestra. El momento histórico que vivimos marcados por muchos avances y desarrollos técnicos no se muestra ajeno a estos procesos, que en su momento llevaron  a la humanidad a colonizar Europa u obligó a los pueblos germánicos a migrar hacia el sur. En el marco actual, las personas migrantes tiene como destino países con más oportunidades laborales o más derechos sociales y políticos. El Estado español no es ajeno a este hecho, miles de personas principalmente jóvenes, se han visto obligados a migrar a países que les permitan acceder a empleos que les haga posible desarrollar con mayor o menor suerte sus proyectos vitales. Canarias es además un territorio muy acostumbrado a recibir migrantes y también a emigrar. Es algo que no debería extrañarnos. ¿Cuántos no tenemos familiares, más o menos cercanos, que viven en Cuba o Venezuela? ¿Cuántos no podemos hablar de las experiencias más o menos afortunadas de nuestros abuelos? ¿Cuántos no tenemos un amigo o un primo en Londres o en Berlín para buscarse la vida? Con mayor o menor éxito en esa andadura.

Desde los medios de comunicación, y, en general, en todos los elementos de propaganda del pensamiento burgués hegemónico, se enmarca el proceso migratorio  para percibirlo como un problema. Siempre a merced del interés del mercado en conseguir más trabajadores a precarizar o bien para crear fracturas entre la clase obrera generando conflictos entre los trabajadores locales y extranjeros. Por otro lado, y de forma paradójica, nos venden que el proceso migratorio inverso (que lanza a los jóvenes al extranjero) como una oportunidad positiva ante la escasez de posibilidad en nuestra tierra. ¿Qué opinarán los medios de comunicación burgueses de esos países que reciben a los y las jóvenes de Canarias?

Esta acometida xenófoba se lanza desde los medios de comunicación, los cuales no necesitan hablar para verter una opinión negativa sobre las personas que acaban de arribar a las costas Canarias, simplemente les basta con nombrarlo para hacer surgir el pensamiento negativo que nos han ido inculcando todos estos años. No es casualidad que entre una noticia de la llegada de una patera encontremos otras mencionando de forma negativa al colectivo de migrantes, mencionando la inseguridad ciudadana o algún delito cometido por personas de este colectivo.  Existen muchas falsas creencias en torno a las personas migrantes, como el hecho de que vienen para quitar a los trabajadores locales sus empleos Esto favorece a la ruptura de clase y a dividir la fortaleza del conjunto de la clase trabajadora para defender sus derechos e intereses. Cuando las personas migrantes vienen a nuestro archipiélago, se convierten en parte de un  colectivo extremadamente vulnerable, ya que muchos empresarios se aprovechan ante la indefensión de estos trabajadores. Porque carecen de medios para salir adelante y muchos de ellos tienen obligaciones familiares en sus países de origen. Para una persona extranjera no comunitaria carecer de empleo la excluye por completo de todos los servicios a los que sí puede acceder un trabajador local. Servicios que pretenden evitar que se encuentren en la pobreza extrema, aunque según los informes realizados por el Colegio Profesional de Trabajadores Sociales de Las Palmas, la desigualdad en nuestro archipiélago ha aumentado un 12%, encontrándose más personas en situación de pobreza.

Es  más sencillo acusar de todos los problemas de Canarias a unas miles de personas que subsisten en trabajos precarios (al igual que los trabajadores locales) que observar cómo se han ido produciendo reducciones de plantillas en el sector turísticos (defendido siempre por parte de los empresarios como una medida para salvar hoteles o empresas  del sector debido a la crisis), para quedarnos atónitos cuando tras dispararse el crecimiento en el sector, con datos de récord año tras año, no se recupere la plantilla pérdida en los tiempos de “crisis” para volver al tamaño anterior al comienzo de la crisis. ¿Quién reclama a la burguesía canaria tal canallada? ¿Quiénes se percatan de este hecho cuando acusan a otros trabajadores de arrebatarles sus empleos?

Otra de las falsas creencias que rodean a la migración es el hecho de pensar que los migrantes tienen acceso a más derechos, más ayudas y se ven más beneficiados por los servicios sociales. Ha quedado aplastantemente claro que las personas sin papeles en Canarias carecen incluso de los derechos más básicos como puede ser la asistencia sanitaria. Respecto a aquellas personas migrantes que viven en nuestro archipiélago y tienen su situación regularizada, sí tiene derecho a acceder a las mismas ayudas que cualquier persona local. Todas las ayudas se bareman según la necesidad de la persona solicitante. Quizá debamos plantearnos: ¿existen las ayudas sociales necesarias en Canarias? Según datos del 2º Informe sobre la situación de los servicios sociales en Canarias solo 1 de cada 1000 personas que necesita la PCI (Prestación Canaria de Inserción) realmente la recibe. Desde la Red Canaria en Defensa del Sistema Público de Servicios Sociales, las demandas en servicios sociales en nuestro archipiélago han aumentado un 87% en los últimos años. Según datos de varias ONGs estatales, en el Estado español las personas migrantes consultan un 7% menos a sus médicos de cabecera y solo el 13% de los usuarios de servicios sociales en el Estado español son personas migrantes de fuera de la Unión Europea.

La realidad de las personas migrantes sin papeles en Canarias es muy complicada. En la provincia de Las Palmas, muchos profesionales del trabajo social, denuncian que existan trabajadores sociales en los Centros de Internamientos de Extranjeros. Esto queda casi en lo anecdótico al conocer la situación de las personas que se ven recluidas en estos Centros, sin derechos, sin profesionales que velen por sus intereses y sus derechos. Unos espacios en los que se vulneran sus derechos más fundamentales, siendo habituales las denuncias por torturas, hacinamiento e incluso muertes violentas en circunstancias poco claras. Hace varias semanas desde uno de estos CIEs partía un grupo de migrantes con destino al aeropuerto, en un avión fletado por el Estado para deportarlos. Se les envió a Senegal, un país que ni siquiera era el de su origen. Este es uno de los ejemplos de la indefensión más absoluta que sufren estas personas.