Hoja repartida por el Partido del Trabajo Democrático en la manifestación “Huelga no es un delito, es un derecho”, en apoyo y solidaridad con los 8 de Airbus en Madrid.

El pasado día 9 se iniciaba el juicio contra «los 8 de Airbus», nuestros compañeros procesados por ejercer el derecho de huelga aquel 29 de septiembre de 2010 con el PSOE en el gobierno. La escalofriante cifra de 66 años de prisión (sumando penas) demuestra que pretenden desarmar a la clase obrera y al conjunto de las y los trabajadores, arrebatándoles las herramientas históricas para defendernos contra los ataques de la oligarquía y toda la clase propietaria. ¡Por eso atacan al sindicato y al derecho a huelga (además de a centenares de activistas sociales)!

El derecho de huelga es, por naturaleza, colectivo y para que resulte efectivo requiere de piquetes con los que presionar a los patronos y procurar la participación unitaria de las y los trabajadores de cada centro de trabajo. La huelga pone de manifiesto de manera nítida la existencia de una contienda de clases que nos sitúa «o con los propietarios o con los desposeídos», o con la clase obrera, vinculada al desarrollo económico y al progreso de la Humanidad (como generadora de toda la riqueza) o con la clase poseedora que parasita nuestro esfuerzo y antepone sus beneficios a las necesidades de la mayoría. Pretenden, por tanto, arrebatarnos este derecho histórico porque evidencia la existencia de dos clases sociales cuyos intereses fundamentales se encuentran en total antagonismo.

Es cada vez más evidente que este sistema en crisis casi permanente busa su supervivencia a través de la destrucción de los derechos de la clase obrera y el pueblo, del aumento de la explotación y la restricción de las formas de lucha que la clase trabajadora pone en marcha para defenderse de la agobiante degradación de nuestras condiciones de vida y trabajo.

La clase dominante se vale de todas las herramientas que tiene a su disposición para sostener la dictadura de sus intereses privados y de todas ellas, el Estado juega un papel de gran relieve. Por eso se empeña en disfrazarlo de «ente neutral», dentro del cual todas las clases pueden ver sus intereses satisfechos. Si confiásemos la resolución de este conflicto a los partidos democráticos reformsitas y postmodernos, que no buscan transformar de manera revolucionaria la sociedad sino conseguir que el sistema vigente realice una «evolución» que reequilibre y concilie los intereses de unos y otros, estaríamos condenando la lucha, llevándola a un callejón sin salida pues los estrechos márgenes burgueses no pueden contener una democracia acorde con los intereses de la mayoría. Escuchando a los líderes de estos partidos y a algunos jefes de los grandes sindicatos, parece que antes de la crisis la vida de la clase obrera era satisfactoria, que no tenía que vender su fuerza de trabajo al capital a cambio de un salario para poder sobrevivir, que participaba activamente en la vida democrática del país, que no estaba sometida a los dictados de bancos y multinacionales así como de macroorganizaciones como la UE o la OTAN.

La Historia no retrocede (aunque lo parezca cuando nos juzgan con leyes franquistas como el 315.3 del Código Penal); no podemos marcar como objetivo del movimiento obrero y democrático volver a la situación anterior a la crisis, sino que debemos tomar responsabilidad de nuestra tarea histórica, pues sólo el movimiento obrero, desde los centros de trabajo, los sindicatos y los barrios puede constituir una fuerza capaz de doblegarlo, a condición de no implorar la misericordia de los capitalistas, sino de luchar por su derrocamiento, por la democracia para la mayoría y el socialismo.

El Partido del Trabajo Democrático apoya y apoyará todas las manifestaciones que el pueblo y especialmente la clase obrera lleven a cabo contra este sistema explotador, injusto y belicista, contra toda muestra de la opresión a la que una minoría cada vez más rica y reaccionaria imponga sobre las espaldas de las masas trabajadoras, pero sostenemos que la única manera de garantizar el bienestar social es asumir que la tarea que nos corresponde como clase es la de poner de rodillas a los explotadores y construir con nuestras manos y energías una nueva sociedad basada en la propiedad colectiva de los medios de producción a través del poder obrero.

¡Contra la criminalización del derecho de huelga y por la derogación del artículo 315.3 del Código Penal!

¡Unidad obrera por los compañeros de Airbus y tod@s l@s represaliad@s!

¡QUE VIVA LA LUCHA DE LA CLASE OBRERA!