La tristeza inunda nuestro partido con la pérdida de nuestro entrañable y querido camarada Daniel González. Su pérdida deja un enorme hueco que él llenaba con su vitalidad. Su ímpetu llenaba de energía y de actividad nuestro partido. Allá donde estaba impregnaba de esta vitalidad a todos los que se encontraban a su alrededor. Su espíritu alegre y atrevido no temía lo desconocido, era capaz de salvar cualquier piedra en el camino, era capaz de escalarla sin miedo al vacío.

Su infatigable lucha anhelaba un mundo mejor para la clase obrera. Para los suyos. Su intenso vigor por cambiar el mundo era incontenible. Este camino, ahora truncado, permanecerá en nuestro recuerdo y en nuestro espíritu. Seguirá llenando de energía e ímpetu a nuestro partido y a la clase obrera. Seguirá con todos nosotros alumbrando un nuevo mundo, un mejor mundo. Jamás te olvidaremos.

Que la tierra te sea leve.

Hasta siempre, camarada, hasta siempre.

«Si hay hombres que contienen un alma sin fronteras,

una esparcida frente de mundiales cabellos,
cubierta de horizontes, barcos y cordilleras,
con arena y con nieve, tú eres uno de aquellos.

Las patrias te llamaron con todas sus banderas,
que tu aliento llenara de movimientos bellos.
Quisiste apaciguar la sed de las panteras,
y flameaste henchido contra sus atropellos.

Con un sabor a todos los soles y los mares,
España te recoge porque en ella realices
tu majestad de árbol que abarca un continente.

A través de tus huesos irán los olivares
desplegando en la tierra sus más férreas raíces,
abrazando a los hombres universal, fielmente.»

(Miguel Hernández, 1937)