Reproducimos este artículo de Massimiliano Ay, secretario político del Partido Comunista (Suiza), donde denuncia las tentativas de colaboración del gobierno suizo con la OTAN. Al igual que nuestros camaradas suizos, reafirmamos nuestro compromiso por la paz y contra las agresiones imperialistas.
El gobierno suizo está estudiando la posibilidad de unirse al Centro de defensa colectiva de ataques cibernéticos (Cooperative Cyber Defence Centre of Excellence – CCDCOE), con sede en Tallin, Estonia, en la zona fronteriza – que casualidad – de Rusia. El Departamento Federal de Defensa también confirmó que hay estudiantes universitarios suizos en Tallin donde están haciendo prácticas bajo la supervisión de Berna.
Es una decisión estratégica equivocada, lo que socava la credibilidad de nuestra condición de País neutral – y activo defensor de la paz y la relajación internacional – y nos hace cómplices de hecho, del impetu hacia Este de la OTAN, la cual con la excusa de los llamados «ataques cibernéticos» rusos está justificando su política de expansión con provocaciones constantes.
El Partido Comunista en primer lugar solicita que las universidades suizas cesen de inmediato la colaboración con este centro y retiren a todos los alumnos, ya que es un programa que de académico no tiene nada, sino que, al contrario, se incluye explícitamente en una dinámica belicista. Mientras tanto, el Partido Comunista llama al Consejo Federal a dar marcha atrás y renunciar a la presentación de una solicitud de adhesión. No está en el interés nacional de Suiza de agregarse a una estructura de ataque (y no de defensa) como la OTAN: en el momento en que incluso alguien como Donald Trump la llama «obsoleta», es por otra parte muy anacrónico.
Una Suiza que acepte su integración orgánica en el campo del Atlántico no sólo insulta a su neutralidad, sino que se compromete a entrar en conflictos con Rusia y los Países emergentes del espacio euro-asiático. Esto no tiene sentido, ni desde el punto de vista de la seguridad, ni desde el punto de vista económico y comercial. Suiza debería más bien recuperar su propia soberanía y su neutralidad, rechazar alianzas con las políticas agresivas y belicistas de la OTAN y perfilarse en su propio papel geopolítico como un puente de diálogo y cooperación entre Occidente y Oriente.