El ataque desde un helicóptero contra edificios oficiales por parte de un desertor de la policía en Venezuela vuelve a poner al país en el punto de mira internacional, además de elevar la escalada de violencia que ha estado sufriendo en los últimos años.
El autor del ataque afirma formar parte de una coalición cívico-militar que aspira a derrocar al gobierno venezolano. Ello evidencia que las denuncias de escalada golpista realizadas en más de una ocasión por el gobierno de Nicolás Maduro no son para nada descabelladas. Sin embargo, desde los medios de comunicación de la oligarquía no se ha dejado de exponer la crisis venezolana como un pueblo inocente que protesta contra un gobierno despótico que no duda en lanzar a los aparatos de seguridad para reprimirlo a toda costa. Para ello estos medios solamente han mostrado una parte de lo ocurrido. Ciertamente, la Guardia Nacional Bolivariana ha dispersado manifestaciones que han terminado en disturbios con varias personas heridas e incluso muertas. Pero lo que estos medios no han mostrado es la violencia organizada por grupos que utilizan cócteles molotov y otras armas de fabricación casera. Ni siquiera han mostrado la cantidad de miembros de la GNB heridos y muertos a manos de estos grupos. Grupos de los que la oposición no termina de desmarcarse, alimentando con ello las sospechas de que en realidad los apoya por debajo de la mesa.
En cualquier caso parece que la oposición obtiene más rédito político de la violencia y la inestabilidad que de las negociaciones para pacificar y normalizar la vida del país. Además, es muy llamativo que ante las dificultades económicas que atraviesa Venezuela la oposición no haga público su programa económico para solventarlas. No podemos ser ingenuos y pensar que tal agenda económica no existe. Lo más probable es que ésta no se haga pública porque su contenido gire en torno a la liquidación de las conquistas sociales de la revolución bolivariana. De ahí que la oposición no ofrezca nada más al pueblo venezolano que la salida de Maduro del gobierno.
Aquí en España ese relato demonizador del gobierno venezolano goza de un amplio consenso en todo el espectro mediático desde Televisión Española hasta La Sexta, pasando (cómo no) por el Grupo Prisa. Que la oligarquía española vierta un relato falso sobre lo ocurrido en Venezuela no es casualidad. Desde el Banco Santander hasta Repsol ha habido varias multinacionales españolas afectadas por la política del gobierno venezolano. Tampoco es creíble el relato en torno a los derechos humanos, pues esta misma oligarquía española no tiene reparo alguno en tener negocios y concertar alianzas estratégicas con regímenes tan poco respetuosos con las libertades democráticas como las petromonarquías del Golfo.
Desde el Partido del Trabajo Democrático seguimos con absoluta preocupación los acontecimientos en Venezuela. La oligarquía y la reacción venezolanas, contando con el apoyo del imperialismo estadounidense y europeo, están decididas a aprovechar las dificultades por las que atraviesa en este momento la revolución bolivariana para regresar al poder y destruir una tras otra todas las conquistas logradas en los últimos 18 años. Esta contrarrevolución se inscribe dentro de una ola reaccionaria que recorre toda América Latina y que ya se ha hecho con el control de países estratégicos como Brasil. Tal oleada reaccionaria en el “frente colonial” fortalece a las oligarquías y al gran capital en las “metrópolis”. Por ello el gran capital español y sus medios de comunicación afines están tan interesados en apoyar a la oposición venezolana y en predisponer al público español contra el gobierno bolivariano.
Por todo ello desde el PTD:
- Condenamos tanto el ataque del pasado día 27, así como todos los intentos de elevar la tensión en el país y generar un clima golpista o de guerra civil.
- Denunciamos la complicidad de las potencias capitalistas occidentales, desde EEUU hasta la UE, con la escalada de violencia. Lejos de promover la solución dialogada de la crisis política en Venezuela, utilizan la escalada de tensión para intentar remover a un gobierno que no se ajusta a sus intereses.
- Apoyamos la iniciativa del gobierno venezolano de convocar una asamblea constituyente y de implicar a las masas populares en la resolución política de la crisis que vive actualmente el país latinoamericano.