La emancipación de la mujer trabajadora sigue estando pendiente en nuestra sociedad. A pesar de que las mujeres hemos logrado avances, lacras como la desigualdad, los malos tratos, la discriminación, el machismo y el sexismo, siguen presentes en nuestra sociedad.
Pero este 8 de marzo, que ya resuena en los centros de trabajo, en los barrios y en las universidades, es prueba de lo mucho que está avanzando el movimiento.
A medida que el movimiento coge fuerza, es preciso concretar propuestas, saber hacia dónde vamos a caminar: ¿Nos limitamos a la denuncia del machismo? ¿Reforzamos la lucha cultural? ¿Ponemos el acento en la explotación? No son preguntas irrelevantes: de cómo respondamos depende el futuro del movimiento.
En el PTD creemos que un movimiento feminista de corte cultural e intelectual, cerrado en sí mismo, y basado en luchas de identidad y guerras de sexos está condenado al fracaso. Sin las grandes masas de mujeres trabajadoras de las empresas y los barrios, el movimiento no logrará sus objetivos.
La lucha por cambiar la mentalidad machista de esta sociedad es muy importante. Pero para combatir el machismo, es necesario reforzar la lucha por nuestra emancipación económica, que es el punto de partida para cualquier emancipación real.
Y para ello es necesario aportar ideas que, más allá de lo superficial, mejoren nuestras condiciones de vida como mujeres trabajadoras.
En el Partido del Trabajo Democrático proponemos la equiparación salarial real y efectiva (con garantías), medidas para combatir el desempleo a través de la reducción de la jornada laboral sin reducción de salario, y la socialización del trabajo doméstico en base a los servicios públicos.