Sobre las negociaciones de investidura

Unas breves valoraciones desde el partido sobre las negociaciones de investidura que están teniendo lugar entre el PSOE y UP:

1) La presencia de miembros de UP en minoría en un futuro gobierno, o en puestos importantes de la administración, podría paralizar u obstaculizar por un tiempo determinadas políticas que el IBEX 35 necesita impulsar, como la mochila austriaca o una nueva reforma laboral que profundice en la flexibilización y la precariedad laboral. Sin embargo, lo más probable es que esto termine provocando una crisis de gobierno en pocos meses e incluso un nuevo adelanto electoral que podría beneficiar a la derecha. De hecho, el PSOE parece dispuesto a cualquier cosa, incluso a arriesgarse a una victoria electoral de la derecha en una repetición electoral, con tal de impedir un gobierno de coalición.

2) En la práctica, llevamos desde diciembre de 2015 en una situación de bloqueo institucional que ha impedido que desde el gobierno se impulsen reformas estratégicas contra el pueblo. Tampoco se han podido impulsar reformas a favor del pueblo, pero en una situación como la actual, de reflujo de la lucha de clases a todos los niveles y de debilidad del campo popular, la prioridad es bloquear la capacidad de ataque del adversario.

3) Eso nos lleva a valorar que quizá la mejor forma de actuar en interés del pueblo sea el persistir en el bloqueo institucional. ¿Cuál es la mejor forma de conseguir esto reduciendo los riesgos de repetición de elecciones que muy probablemente debiliten al campo popular? Con un pacto de investidura, apoyando la investidura de Sánchez y pasando inmediatamente a la oposición, con el fin de paralizar algunas reformas estratégicas antiobreras que el PSOE tiene en su agenda, manteniendo el apoyo parlamentario a aquellas reformas que supongan mejoras para la clase trabajadora y el pueblo.

4) El resultado del proceso que se ha vivido en España desde la crisis del 2008, con el surgimiento del movimiento de los indignados, y su posterior expresión política en Podemos y UP, muestra que es necesaria una estrategia de contrapoder radicalmente diferente a la actual. Una en la que tenga mucho más peso el arraigo entre las capas populares y la clase trabajadora, con presencia organizada en los barrios y centros de trabajo, con un programa de medidas económicas y sociales más ambicioso y radical, que afronte los problemas inmediatos que sufre la población trabajadora, como la intervención directa en el tejido productivo, la ampliación a gran escala de los servicios públicos y una fiscalidad centralizada y fuertemente progresiva. Construir un movimiento así es la tarea prioritaria a la que tenemos que dedicarnos las organizaciones del campo popular.