¿Correos para los superricos?

Lo que desde hace años era un “secreto a gritos” está ya puesto con claridad encima de la mesa. La Directiva de Correos afirmaba, sin ambages, hace unos meses que su objetivo es reconvertir la empresa en una multinacional logística.

Las líneas maestras del Plan Estratégico que está cocinando para conseguirlo lo acreditan. Internacionalización empresarial, redefinición del modelo logístico, diversificación de productos y servicios…Son la esencia de su planteamiento.

La Directiva tiene prisa por acelerar la puesta en marcha de este plan y ha movido ficha para ello. Por un lado, ha decidido contar con la auditoría Deloitte (la misma que recomendó sacar a bolsa Bankia o ejecutar un ERE en Telemadrid) y, por otro, intenta comprar paz social prometiendo que no habrá más recortes de plantilla. Esto ha sido suficiente para que el Presidente Juan Manuel Serrano haya conseguido que se asuma que el futuro de la empresa pasa porque parte de los recursos materiales y humanos que hoy dan servicio al sector postal se reorienten hacia otros ámbitos.

El ex-asesor de Pedro Sánchez dijo en su día “he venido a gestionar y tomar decisiones para conseguir nuestro principal objetivo: que el Grupo sea rentable económicamente en el menor tiempo posible” y reconoce que va a hacerlo a costa del servicio público. Una muestra más de que la lógica privada de mercado es la que rige las decisiones del Consejo de Administración.

Hay algunos elementos que todavía generan cierta incertidumbre a los mandamases de Correos. Bruselas tiene que resolver sobre el modelo de compensación para dar cumplimiento al SPU (ya en su día la Comisión Europea concluía que la asignación era excesiva).

Sin embargo, el apartado más relevante es la negociación del IV Convenio Colectivo. Es cierto que la Directiva tiene desde hace muchos años la iniciativa en las negociaciones. Es quién propone el texto, quién marca las líneas fundamentales y, dentro de ese marco, permite algunos retoques y limaduras. El III Convenio firmado en 2011 supuso una merma indiscutible de los derechos y las condiciones laborales de la plantilla, toca darle la vuelta a esa tendencia.

El 18 de diciembre tendrán lugar nuevas elecciones sindicales. Por tanto, la representación resultante de las urnas será quién tenga el cometido de negociar el nuevo Convenio. La Jefatura de Correos ya ha mostrado las cartas con el esbozo del Plan Estratégico apostando abiertamente por convertirse en una empresa mucho más parecida a Amazon y sólo algunos sindicatos como CGT han reaccionado mostrando su desacuerdo.

La plantilla tiene la posibilidad de plantar cara a la reconversión de Correos. Y el voto puede ser una buena herramienta para ello. En las elecciones de 2015 la abstención fue altísima. No es el momento de mirar para otro lado. Hay que posicionarse. Toca decidir si ceder cada vez más recursos al negocio de la distribución de mercancías, o apoyar a quienes apuestan por lo público. Se acaba el tiempo y la elección es simple: ¿Queremos un Correos para los superricos o uno público, democrático y al servicio de la gente?

¡Frente a un Plan Estratégico basado en la rentabilidad y el lucro, urge poner en marcha una propuesta en favor de la plantilla y la ciudadanía!