El Consejo de Ministros ha aprobado un fondo de 10.000 millones de euros que será administrado por la SEPI. El objetivo de este es, en palabras del Gobierno, “aportar apoyo público temporal para reforzar la solvencia de empresas estratégicas”. El fondo contempla la posibilidad de que uno de los mecanismos de apoyo se base en la entrada de la SEPI directamente en el accionariado, como un inversor más.
Este último detalle es importante, y consideramos que esta iniciativa es un paso adelante que, sin ser la panacea ni una solución definitiva, sí abre posibilidades de acción sindical y política para los trabajadores y trabajadoras en las empresas estratégicas y los sindicatos, de cara a luchar por un futuro en el que haya empleo y un tejido productivo moderno y medioambientalmente sostenible que sirva de base para el bienestar social y las necesidades del país.
Queda claro que quienes hace unos meses (y el año pasado) tachaban este tipo de políticas como “ilegales” e “imposibles dentro de la UE” se equivocaban, o querían despistar.
Este fondo es una pequeña victoria de los trabajadores, los sindicatos y la fuerzas políticas que desde la izquierda no neoliberal hemos trabajado por ello. Una victoria que, no obstante, aún tenemos que concretar. Aunque puede abrir la puerta a una intervención pública, democrática y a gran escala sobre la base industrial del país, también puede ser redirigido por los sectores neoliberales del Gobierno y bajo la presión de la patronal y la derecha, hacia un simple fondo de rescate para socializar las pérdidas de grupos capitalistas muy poderosos, mientras se recorta empleo y se deterioran las condiciones de trabajo. Esto es un peligro real y para evitarlo va a ser necesaria la organización y la presión social (especialmente desde los sindicatos), para que la gestión de este fondo se haga de la forma más democrática posible.
Se nos abre por tanto un escenario de lucha, más favorable que el que teníamos antes. En este sentido consideramos que las prioridades y las demandas que hay que situar son:
- El rigor y la transparencia a la hora de decidir qué empresas y sectores se benefician del fondo, siempre teniendo en cuenta el interés general del país y de la población trabajadora, dentro de un plan coherente de refuerzo y reorganización industrial del país.
- La preferencia por los mecanismos de entrada en el capital de las empresas en las que se invierta, frente a otros mecanismos que contempla el fondo.
- Si se entra en el capital de las empresas, se entra para quedarse. El carácter temporal del apoyo público debe ser minimizado al máximo.
- La lucha por la democratización de la SEPI y su conversión en un fondo de inversión bajo control de los trabajadores, los sindicatos, los consumidores y la población de las comarcas donde haya centros de trabajo, bajo el modelo de Empresa Pública Democrática.
Pon la SEPI a trabajar