• La región de Madrid presenta los peores resultados de COVID-19 de toda Europa: es la única región que supera los 550 casos por 100.000 habitantes, triplicando la incidencia del resto del país.
  • La precaria situación de la sanidad madrileña, debilitada por las políticas privatizadoras del Partido Popular, se ha visto agravada por la gestión negligente del gobierno autonómico, incapaz de garantizar el rastreo de casos.
  • La desigualdad en el acceso a la vivienda, el empleo y la propia atención sanitaria han provocado que en algunas zonas la incidencia del virus sea diez veces superior a la definida como ‘alto riesgo’ por las autoridades sanitarias.

25 años de neoliberalismo han convertido a la Comunidad de Madrid en una de las regiones más desiguales de Europa, y por eso hoy es una de las que más sufren la pandemia. Por mucho que el gobierno de Ayuso se haya empeñado en señalar a las comunidades más vulnerables, como las personas migrantes, o haya intentado culpabilizar a la gente trabajadora por ‘haberse relajado’, la realidad es que la pandemia se ha descontrolado de nuevo porque las autoridades autonómicas han antepuesto el beneficio de una minoría de empresarios a la vida de una mayoría de trabajadores.

La aplicación de una política de apartheid clasista contra los barrios obreros, mientras se nos exige que sigamos yendo a trabajar en transportes públicos abarrotados, vuelve a arriesgar nuestras vidas con tal de mantener en funcionamiento la maquinaria que llena los bolsillos de los superricos.

Los fondos públicos, el dinero que la Comunidad ha recibido del Estado y de la Unión Europea, no pueden destinarse a compensar bajadas de impuestos o a regalar contratos millonarios a los mismos lobbies y grupos de presión que se han beneficiado de la corrupción del Partido Popular. ¡Ese dinero es para la gente!

  • Para aumentar la contratación de sanitarios. Los trabajadores sanitarios están en la primera fila de la lucha contra el virus: es vergonzoso esperar que trabajen voluntariamente, y sin medios.
  • Para activar todos los recursos disponibles. Los hospitales a medio terminar, las plantas que permanecen cerradas, los servicios que no pueden funcionar por falta de materiales, la atención primaria que ha sido desmantelada en la práctica… No podemos permitirnos desaprovechar un solo recurso
  • Para trazar un mapa de la pandemia. En lugar de recurrir a la criminalización y discriminación de la mayoría social trabajadora, necesitamos contar con una plantilla de rastreadores y medios de diagnóstico suficientes como para detectar y prevenir los contagios.
  • Para combatir la desigualdad que amplifica el virus: reforzar la educación, los servicios de dependencia, crear un parque de vivienda pública que evite el hacinamiento, aumentar las plantillas y frecuencias del transporte público…

El gobierno de Ayuso ha demostrado que no sólo no está dispuesto a poner en marcha estas políticas, sino que actúa directamente en contra, echando balones fuera, negando cualquier responsabilidad, y siendo incapaz de actuar de forma efectiva contra la pandemia.

Las organizaciones sociales – políticas, sindicales, vecinales- debemos iniciar un proceso de movilización en Madrid, firme y sostenido, para garantizar la aplicación de estas medidas. La única manera de mantener la libertad de movimientos y la actividad económica, a la vez que protegemos nuestra salud, es con unos servicios públicos fuertes.

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